я люблю Нью-Йорк
“Ese país odiaba el sufrimiento. Lo rechazaba desde un punto de vista ontológico y sólo lo admitían como una caso particular que exigía erradicación inmediata. Aquella joven nación que repudiaba el sufrimiento había puesto en marcha escuelas enteras - filosóficas, psicológicas y médicas - consagradas a una única misión: librar al hombre del sufrimiento a cualquier precio. Al cerebro ruso de Fima le costaba asimilar esa idea. La tierra en la que había crecido amaba y valorab... continue